El Villazo, triunfo de la clase obrera, y el operativo «Serpiente Roja».


En homenaje al recientemente fallecido, compañero Alberto Picinini, reproducimos a continuación el trabajo del historiador Leonidas Ceruti publicado por Anred. Saludamos en él la heroica lucha de los trabajadores de Villa Constitución que enfrentaron valientemente la alianza del peronismo burgués y sus aliados jerarcas sindicales.

En marzo de 1974, en Villa Constitución, desde el corazón mismo de las plantas industriales metalúrgicas de Acindar, Marathón, y Metcon, los trabajadores llevaron adelante una lucha con la que – en unidad con otros obreros y apoyados por campesinos y comerciantes – lograron el objetivo de elegir y poder ser elegidos libremente para la conducción de la seccional de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y el cuerpo de delegadosPor Leónidas Ceruti.


SUMARIO

Introducción

1.-LA CIUDAD Y LAS EMPRESAS METALURGICAS

2.-LA DERROTA DE 1970

3.-LAS BASES SE ORGANIZAN

4.-EL DESARRROLLO DE EL VILLAZO

4.1.-COMIENZA EL CONFLICTO

4.2.-JORNADAS DE LUCHA Y COMBATIVIDAD

4.3.-LOS COMPROMISOS FIRMADOS

5.-LO QUE VINO DESPUES

6.-LA REPRESION DEL 75: OPERATIVO SERPIENTE ROJA

7.-ASAMBLEAS, UNIDAD Y SOLIDARIDAD

Citas

INTRODUCCION

En marzo de 1974, en Villa Constitución (Provincia de Santa Fe), desde el corazón mismo de las plantas industriales metalúrgicas de Acindar, Marathón, y Metcon, los trabajadores llevaron adelante una lucha con la que -en unidad con otros obreros y apoyados por campesinos y comerciantes- lograron el objetivo de elegir y poder ser elegidos libremente para la conducción de la seccional de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y el cuerpo de delegados.

Esa gesta proletaria, conocida como El Villazo, se apoyó en las propias experiencias de sus protagonistas, y recibiendo los legados del Cordobazo, los Rosariazos y las luchas que la clase obrera venía desarrollando desde hacia varios años, y quedó como un hito en la historia de las luchas obreras de nuestro país.

En las páginas siguientes, abordaremos sobre su origen, desarrollo, características. Y sobre todo, hemos apelado a las vivencias y voces de sus protagonistas.

1.-LA CIUDAD Y LAS EMPRESAS METALURGICAS

Hasta mediados de la década de 1940, Villa Constitución era una pequeña localidad concentrada en torno al complejo ferrocarril-puertos. Sobresalían por su número los obreros portuarios, que durante la crisis mundial de 1929, llevaron adelante una serie de luchas liderados por los anarquistas.

La población urbana se completaba con una pequeña clase media, compuesta por personal administrativo público y privado, comerciantes acomodados y algunos profesionales. Además de unas pocas familias cuyo «prestigio social” se basaba en el hecho de haber sido los primeros pobladores.

El censo nacional de fines de los 40 reveló que por entonces el distrito Villa Constitución poseía una superficie de 100 km², con una población de 9.183 habitantes, de los cuales 6.203 vivían en la zona urbana y 2.980 en la rural.

La ciudad, tenía por un lado un puerto de ultramar, conectado con importantes vías férreas y caminos, y por otra parte un área cerealera, y existía una relación de dependencia mutua, dado que la primera era el centro comercial, legal y administrativo y, fundamentalmente el puerto se utilizaba para la salida de los cereales.

Pero llegando a comienzos de los años 50, ese proceso se revierte en virtud de los asentamientos industriales que empiezan a darse en el distrito basándose en las mismas condiciones de infraestructura, es decir un fácil acceso a los mercados nacionales e internacionales, gracias al puerto, vías férreas y rutas. También se contaba con una razonable oferta de mano de obra desocupada, que por un lado fue expulsada del puerto debido a la construcción de un elevador terminal de granos (1947), el cual eliminó la necesidad de estibadores por sus sistema de cintas transportadoras de cereal. Por otro lado estaban los desocupados provenientes del campo «donde el crecimiento de los núcleos familiares aceleró el proceso de subdivisión de la tierra, restándole productividad» sumándose a ello el avance de la mecanización. Estas condiciones locales, unidas a la política nacional de fomento industrial implementada por el gobierno peronista, crean el campo propicio para la concurrencia de capitales a la zona, dando lugar al asentamiento de fábricas tales como: Acindar, Aceitera, CILSA. (1)

Cuando se empieza la construcción de Acindar, la situación económica cambia radicalmente y de ser una ciudad que expulsaba población se convierte en un polo de atracción. No solamente de la zona circundante como las poblaciones rurales o vecinas, sino que también se produce un fenómeno importante como la llegada de inmigrantes que se radican en Villa Constitución. El lugar elegido por la nueva industria reunía todos los requisitos que en ese momento una empresa podía exigir: una zona cercana a Buenos Aires y a Rosario, con fácil acceso tanto a las vías del ferrocarril como a la red caminera. Además, la posibilidad de instalar un puerto propio de aguas profundas sin necesidad de dragado y la viabilidad de conseguir mano de obra. (2)

En 1942, el Ingeniero Arturo Acevedo había creado Acindar Industrias Argentinas de Aceros SRL. Al año siguiente comenzó a funcionar una planta en Rosario y en 1951 otra en Villa Constitución. Veinte años después se asocia con capitales alemanes y levantan la fábrica Marathon Argentina de Aceros Finos y Especiales. Con los años fue sumando empresas ligadas a la metalurgia y a la producción de caños plásticos.

En las dos primeras, se producían para el sector de la construcción en un 50%, el resto para las industrias agrícolas, del gas y petróleo. Los principales productos eran hierro y acero para hormigón armado, hierro en ángulos cuadrados y hexagonales, aceros laminados, flejes, trefilados, alambres comunes y galvanizados, tubos y caños. Mientras que Marhaton producía aceros especiales, de alta aleación, piezas forjadas, aceros para la construcción de maquinarias y electrodos de todo tipo.

A fines de 1972, con una producción de 456.000 toneladas de laminados, participaba con un 22% de la producción nacional, mientras que en acero crudo, fabricaba 155.000 toneladas.

Contaba con un personal de 3.500 obreros, 1600 empleados, más 600 obreros y 100 empleados en Marathon.

En los principales lugares del directorio, estaban José Alfredo Martínez de Hoz (h), como presidente, Arturo Acevedo, como director comercial, Juan Carlos Sorondo, como director financiero.

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2.-LA DERROTA DE 1970

Para los trabajadores de Acindar la huelga de 1970 quedó registrada como una derrota y una traición de sus dirigentes. «Mientras los obreros llevaron adelante una heroica e inquebrantable huelga por la reincorporación de los delegados cesantes, éstos negociaron su renuncia a espaldas de los trabajadores, percibiendo a cambio una indemnización muy superior a la que les correspondía. Por esto, los obreros sintieron que ellos realizaban los esfuerzos, corrían los riesgos de despido, veían disminuir sus salarios y sus dirigentes se enriquecían usufructuando con sus sacrificios. Las consecuencias de este conflicto para la praxis política del movimiento obrero local fueron devastadoras. Provocó la desmovilización de los trabajadores, la apatía y desconfianza hacia el sindicalismo y sus dirigentes. También quebró la unidad, la asociación y la solidaridad de los trabajadores, generando salidas individualistas. Asimismo, provocó que en los obreros prevalecieran sensaciones de frustración, decepción, desánimo y escepticismo con respecto a las luchas obreras, al sindicalismo y, especialmente, a los dirigentes sindicales, cuya imagen se vio muy deteriorada por los rumores sobre su deshonestidad y su traición. No sorprende entonces que otra consecuencia de esta huelga haya sido la desmovilización generalizada y la deserción de algunos de los mejores y más representativos militantes.

«Solucionado el conflicto, el secretario general Ricardo Gómez renunció y la seccional fue intervenida. Por esto, el conflicto también puede interpretarse como una táctica de la burocracia nacional de la UOM con el objeto de no convocar a elecciones e intervenir nuevamente esta importante seccional con el objeto de privar a los afiliados locales de reivindicaciones tales como un sanatorio, ambulancias, camping y evitar los históricos reclamos por la centralización de los fondos sindicales y por los descuentos de leyes sociales que nunca eran reinvertidos de acuerdo a los aportes que los afiliados locales realizaban. (3)

3.-LAS BASES SE ORGANIZAN

Durante los meses que siguieron a aquel conflicto de 1970, comenzó a organizarse un grupo secreto y clandestino, y así surgió el Grupo de Obreros de Acindar (GODA). Su principal actividad fue la denuncia de las condiciones laborales y las arbitrariedades de la patronal.

Dos años después, en base a esa experiencia se formó el Grupo de Obreros Combativos del Acero (GOCA) coincidiendo con el ingreso a la fábrica de una gran cantidad de obreros jóvenes que no habían sufrido la derrota de la huelga del 70.

Ángel Porcu, trabajador de Acindar desde 1961, describió esos momentos: «Hacia fines de 1971 se fueron gestando dentro de los trabajadores las primeras manifestaciones de oposición directa contra los interventores, la Comisión Interna (CI) y los delegados obsecuentes. En esta situación, al realizarse la elección de delegados, decidí aceptar el cargo de delegado y comencé a ver más de cerca toda la corrupción existente en el sindicato. En las primeras reuniones de delegados en las que participé (en las que fue designada la nueva CI, integrada por dos miembros de la anterior) pude comprobar que de los 40 o 45 delegados existentes sólo 4 o 5 éramos los que intentábamos plantear reivindicaciones laborales y salariales, cosa que no lográbamos impulsar ya que encontrábamos una fuerte oposición de los interventores, de la CI y de un buen número de delegados, quienes preferían defender los derechos de sus respectivas secciones en forma individual. Por ejemplo, frente a una diferencia en la prima de producción (la sección laminación cobraba una prima quincenal de aproximadamente 8000 pesos, mientras que una sección de planta alambres no pasaba de 1500 promedio), los delegados de la planta alambre plantearon la necesidad de exigir a la empresa una equiparación en la prima de producción equivalente al de laminación. Frente a este pedido, los interventores y la CI respondieron que era inoportuno, ya que la patronal no lo otorgaría. Entonces la propuesta fue iniciar medidas de fuerza tales como un corte de horas extras. Esto provocó la respuesta airada de los propios delegados de laminación quienes plantearon que ellos «no estaban dispuestos a perderse las horas extras por un reclamo inoportuno». Desde las bases fue surgiendo un pequeño grupo de compañeros, que en forma clandestina, redactaban y difundían volantes denunciando entre los trabajadores la actitud frenadora de la CI que junto a los interventores beneficiaban a la empresa. A mediados de 1972, fui invitado por estos compañeros a participar de una de sus reuniones y me integré al grupo. En éste, participábamos no más de diez compañeros que nos identificábamos, en forma clandestina, bajo el nombre de «Grupo de Obreros Combativos de Acindar» (GOCA). A través del GOCA nos dimos toda una actividad de denuncia contra la patronal, los interventores, la CI y los delegados obsecuentes, en una clara definición antipatronal y por la «democracia sindical». Nuestro objetivo primordial era el de ir ganando para nuestro grupo a los compañeros más combativos de las distintas secciones de fábrica, a través de los cuales distribuíamos nuestros volantes entre los trabajadores, apuntando a recuperar el cuerpo de delegados y la CI en las próximas elecciones”. (4)

Posteriormente, como herramienta para la recuperación de la seccional se creó el Movimiento de Renovación Sindical (MRS), cumpliendo satisfactoriamente su primer objetivo: ganar la elección de delegados de Acindar. Cuando el interventor Trejo convocó a la Junta de delegados para elegir la Comisión Interna de Acindar, ese grupo de activistas tenía ya todo previsto para asegurar el triunfo de cinco de sus integrantes.

Nuevamente recurrimos a Porcu, para que conocer como fueron esos días «Nuestro trabajo fue dando resultados positivos y en la proximidad de las elecciones de delegados, existía en toda la fábrica una efervescencia y predisposición (en todas las secciones) para presentar un candidato de nuestro grupo. Incluso en las secciones donde existían delegados obsecuentes con la intervención. En esta nueva situación de lucha decidimos crear una agrupación más amplia por la cual formamos, el Movimiento de Recuperación Sindical (MRS). Su funcionamiento era semiclandestino, lo cual nos permitió nuclear y organizar un gran número de activistas combativos de casi todas las secciones de fábrica”.

«Ganada la Comisión Interna, se inició un proceso acelerado de luchas reivindicativas elevándose temarios en casi todas las secciones. Mediante la aplicación de medidas de fuerza -quite de colaboración, trabajo a reglamento- se obtuvieron una serie de reivindicaciones: calorías, trabajo peligroso, categorías, terminar con la prepotencia de los jefes y encargados y lograr que los obreros fueran respetados. Debido a estos logros, el MRS y la CI alcanzaron una gran representatividad dentro de Acindar. Este ejemplo trascendió y así fueron sumándose al MRS obreros de otras fábricas. (5)

La experiencia democrática en la seccional local de la UOM había sido excepcional, predominando las intervenciones y las autoridades designadas por la burocracia. Esto coadyuvó, por un lado, a la subestimación de las prácticas democráticas y del estado de derecho y a cierta tolerancia de las prácticas violentas. Por otro lado, las intervenciones provocaron entre los metalúrgicos villenses un profundo malestar, que finalmente derivó en un definido enfrentamiento con la burocracia nacional de la UOM liderada por Lorenzo Miguel.

Los afiliados de la UOM local inferían que el secretariado Nacional de la UOM intervenía la seccional local para privarlos de los servicios más elementales. Consideraban que la burocracia hacía un uso discrecional de los fondos recaudados en la seccional y que el presupuesto que giraba el secretariado nacional no era proporcional al importante aporte realizado por los afiliados locales. El servicio de salud que brindaba la seccional local era deplorable. Por eso, los casos de enfermedades complejas, de gravedad o urgencias, debían ser trasladados a Rosario o la Capital.

Los afiliados advertían que la burocracia derivaba cuantiosos fondos a las seccionales mencionadas que gozaban de óptimos servicios de salud y recreación mientras que ellos carecían hasta de lo indispensable. Por otro, las intervenciones eran vistas como parte del proceso de centralización y concentración del poder en Buenos Aires. Por ello, desde los incipientes gérmenes de reorganización a partir del GODA los objetivos fueron la recuperación y normalización del sindicato, su democratización y la elección de las autoridades locales por sus afiliados. Tampoco resulta sorprendente que otras de las reivindicaciones solicitadas fueran la construcción de un policlínico y que los interventores dieran explicaciones sobre el destino de los descuentos por cuota sindical y de los aportes por obra social.

El MRS, había abandonado en gran parte el accionar secreto y clandestino que caracterizó al GODA y al GOCA. Pero los obreros que se oponían a la intervención advertían que era necesario profundizar aún más la transparencia de sus actividades para alcanzar la trascendencia, notoriedad pública y presencia política que requería la participación en las elecciones, entonces surge así la «Agrupación 7 de septiembre, Lista Marrón”. Pero la burocracia, temerosa de perder una seccional tan importante, intentó excluir a la seccional Villa Constitución del proceso tendiente a normalizar las seccionales «porque no existían condiciones debido a que el gremio se encontraba dividido y no se podía sacar una lista única”. Mientras tanto, Lorenzo Miguel «sancionaba” al interventor Trejo por «negligencia” y designaba como delegados normalizadores a Lorenzo Osvaldo Oddone y a Jorge Ramón Fernández. (6)

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4.-EL DESARROLLO DEL VILLAZO

El Comité de Lucha describió cómo nació el conflicto. «Nuestro movimiento viene gestándose desde hace aproximadamente un año, pero tiene sus raíces en la intervención de la seccional de la Unión Obrera Metalúrgica en 1970 después de la derrota de la huelga de diciembre-enero. A partir de allí, los trabajadores de las tres fábricas más importantes de Villa Constitución (Acindar y Marathón, que pertenecen a la misma empresa, y Metcon, de la Ford), más los compañeros de otras fábricas y talleres metalúrgicos, no teníamos un sindicato normalizado que sirviera para defender nuestros derechos, que mantuviera a raya la prepotencia de los patrones y estuviera a la cabeza de la lucha para resolver nuestras innumerables necesidades y problemas que hacen a nuestras condiciones de vida y de trabajo. Tampoco en un primer momento, debido a las maniobras burocráticas y patronales, logramos constituir cuerpos de delegados y comisiones internas que expresaran realmente el sentir de las bases.

«Mientras tanto, y a causa de ello, se frenaba el avance de nuestro gremio por las conquistas más vitales y urgentes que era necesario alcanzar o consolidar; salarios que posibilitaran condiciones dignas de vida para los trabajadores y sus familias, el cumplimiento del convenio especialmente por parte de talleres y contratistas en lo que se refiere a categorías, trabajo peligroso e insalubre, calorías, etc., más las reivindicaciones que hacen a otros aspectos de las condiciones de trabajo y ritmos de producción para evitar el agobio de los trabajadores y la superexplotación, el atraso en los pagos, la falta de pago de las horas extras y la miseria salarial y la expoliación a que se somete a los menores aprovechándose de su necesidad imperiosa de trabajar. A eso hay que agregar el grave problema de la falta de servicios sociales, particularmente en lo que hace a la asistencia médica y medicinal, pues a pesar de que la dirección nacional de la UOM se lleva de Villa Constitución 80 millones de pesos por mes (por cuota sindical y ley 18610), sólo devuelven una ínfima parte que no alcanza para cubrir ni las menores necesidades.

«El sindicato en manos de la burocracia, las artimañas, la represión abierta o encubierta de la patronal y de la intervención sindical impedía sistemáticamente terminar con estos abusos que son conocidos por todos y cada uno de los compañeros metalúrgicos, tanto de las grandes fábricas nacionales o extranjeras, como de los talleres o fábricas chicas.

«Ese es el sentido de nuestra lucha por la democracia sindical, por la participación de las bases en todas las decisiones, la elección de delegados y comisiones internas combativas y honestas que representaran verdaderamente a sus compañeros de trabajo, que resistieran las presiones de la patronal y de la burocracia, que condujeran la lucha por la recuperación del sindicato y por la solución de las necesidades más apremiantes y lograran así que los trabajadores de Villa Constitución se unieran a la lucha que por sus intereses, derechos y aspiraciones han llevado y llevan adelante los compañeros obreros y trabajadores de todo el país. (7)

4.1.-COMIENZA EL CONFLICTO

«El primer paso de nuestro movimiento, estuvo dado por la presión ejercida por las bases y comisiones internas y cuerpos de delegados sobre la intervención para la renovación del cuerpo de delegados e internas de Acindar y Marathón, compuestos por 87 miembros en la primera y 20 en la segunda. Esta renovación debía ser previa a un congreso de delegados a realizarse el 25 de enero en donde debía ser elegida la junta electoral que actuaría en las elecciones para directivos de la sección Villa Constitución de la UOM”.

«Elegidos 14 delegados, uno solo fue ganado por la burocracia, entonces la intervención suspende las elecciones en el resto de las secciones. Como consecuencia el congreso no es convocado por el interventor Trejo”. (8)

A pesar de ello, la Lista Marrón realizó el 26 de enero una reunión, que a la postre resultaría importantísima y pasaría a la historia del conflicto, A través de un articulo de la revista Militancia, de febrero de 1974, podemos conocer la intimidad de lo sucedido en ese encuentro. «Se realizó una asamblea de metalúrgicos, convocada por el Movimiento Metalúrgico «7 de septiembre”, Lista Marrón, en el local cedido solidariamente por compañeros de la construcción. El nombre del movimiento significa para estos compañeros una larga lucha que sostuvieron para lograr que se fije el «Día de los Metalúrgicos”. Nos explica un compañero: «Por eso este nombre. Esta lista es auténticamente metalúrgica y que si bien no prescinde de la política hay compañeros de distintos colores políticos”.

«Asistieron aproximadamente entre 250 y 280 compañeros de las distintas empresas, Acindar, Indape, Mecon, Marathón, Vilber, y talleres chicos de la zona. Hace 4 años la seccional fue intervenida. El interventor, un tal Trejo nombrado por Rucci, llegó de Buenos Aires y todavía no saben los compañeros si alguna vez fue metalúrgico. Ahora está incluso «trenzado” con el intendente, y así tiene la manija no sólo del sindicato sino también de la Municipalidad. Esta intervención que no se justifica de ninguna manera, está privando el avance de la clase trabajadora.

Uno de los trabajadores comentó: «Frente a todas esas injusticias que se cometen día a día, frente a la traición de quienes se dicen representantes y que se prestan a los intereses de la burocracia y la patronal, surge la necesidad de unirse y organizarse”.

En el desarrollo de ese encuentro, los discursos fueron claros y concretos, y algunos de ellos destacaron: «Por esta situación, un grupo de compañeros hemos resuelto organizarnos para que en definitiva tengamos una comisión directiva elegida por las bases y que realmente responda a las bases. Pero queremos hacer las cosas bien, agotar todas las instancias legales para que no digan que nosotros somos guerrilleros, bolches, que no se pongan excusas delante de la gente confundida, la excusa que ponen todos los días cuando hay un grupo de compañeros que sale a manifestar su repudio por una injusticia”

«La Lista Marrón va a triunfar si no hay trampas. Nos tenemos que preparar para que en cada maniobra que ellos intenten para perjudicarnos, les demos la respuesta necesaria y en el momento oportuno. Tenemos que consolidar la unión y la capacidad de lucha para vencer a estos traidores. Debemos estar unidos para rechazar todas las maniobras que sabemos que se van a acentuar más todavía. Si hasta fabrican leyes para que puedan inventar excusas para apalearnos y torturarnos”,

Otra de las voces escuchadas manifestó: «Abramos bien los ojos, sin distingos de ideas políticas: a los obreros nos unen muchas cosas, que no nos separe un color político o una camiseta partidista, porque sabemos que los que aprovechan esa oportunidad son los burócratas. Les pido a los compañeros que nos nucleemos en este Movimiento. En este local que va a estar abierto todo el día, que aportemos ideas, que aportemos trabajo, haciendo propaganda, trayendo un nuevo compañero. No nos dejemos engañar y ante todo no nos dejemos asustar. Porque sabemos que van a apelar a muchas cosas, tienen muchos medios, tienen autoridades, tienen plata, tienen el secretariado, pero les falta el arma más poderosa y esa la tenemos nosotros: LAS BASES”.

«Ante cada maniobra la respuesta de los trabajadores debe ser una sola: movilizándonos, haciéndoles sentir el peso nuestro. Ellos nos van a querer apurar, nos van a querer pegar, pero ante cada golpe de ellos respondámosle con la movilización de los compañeros”.

En dicha asamblea se puso a consideración un programa, que fue aprobado, en medio del entusiasmo y del cántico «Se va a acabar, se va acabar la burocracia sindical”.

Otro de los discursos que se destacó, fue el de un veterano de muchas luchas, que dijo «Yo les voy a hablar como trabajador que soy. La clase trabajadora de nosotros ha sido pisoteada hace varios años por la burocracia sindical y la patronal. Nosotros los trabajadores somos el pilar fundamental de la economía. Somos los que vamos a llevar a la Argentina a ser potencia, pero no como hacen los burócratas y los que están hablando de que la Argentina va a ser potencia. ¡¡¡¡La Argentina va a ser potencia cuando la clase obrera haga la revolución!!!!

«Nosotros los trabajadores mantenemos las universidades, porque con los impuestos que pagamos, por todo lo que consumimos nosotros, con eso se mantienen las universidades y se les paga a profesores y nuestros hijos no pueden ir a la universidad porque ahí van los hijos de los doctores, de la oligarquía terrateniente y de la rancia aristocracia que hace años nos esta pisoteando”.

«Y cuando hagamos la revolución, cuando se acabe la explotación existente en nuestro país, recién vamos a llevar a la Argentina a ser potencia, mientras tanto vamos a vivir peleando y luchando. Yo cuando me voy a mi pago, voy con 200.000 y allí dicen «Uy, qué bien está el Negro, pero voy para allí y veo 50 o 60 familias alrededor de las quintas que se están muriendo de hambre y el único churrasco que conocen es una taza de mate cocido. Eso se va acabar. Y yo espero que la Lista Marrón, así como la estoy apoyando hoy y mañana la tenga que criticar la voy a criticar, porque la Lista Marrón no va a venir a hacer lo que hace Trejo, a calentar el sillón, así que si no se portan bien que no se asombren que voy a ser el primero en criticarla”.

Después de la asamblea se hizo «una picada para engañar el estómago”, pero eso no era más que una «excusa para charlar”. Entonces los periodistas de la revista Militancia aprovecharon para conversar con algunos de los asistentes de diversos temas.

Sobre la Ley de Asociaciones Profesionales, que había sido sancionada por Perón en noviembre de1973, uno de los mas activos de la reunión reflexionó: «el propósito de esta ley es acabar con la clase obrera, con los grupos combativos. Porque están burocratizando más de lo que están los gremios. Pretenden monopolizar a través de un pequeño grupo todo el poderío gremial porque los burócratas saben que en plena democracia sindical las bases se van a revelar. Es una ley que está creada para frenar el proceso de liberación de la clase trabajadora, pero aún así, a pesar de la mano que les puede tender esa ley tramposa, a las bases no les va a importar porque cuando se movilizan, cuando los compañeros de fábrica hacen sentir su peso, por más que tengan una o diez leyes no van a poder nada”

Y como anticipándose a lo que sucedería con la represión de 1975, concluyó: «Sabemos de la importancia de esa ley, que la lucha va a ser dura, de que va a trabar, va a frenar, pero no va parar con el movimiento de la clase trabajadora. Sin duda alguna están apelando no solo a la ley de Asociaciones Profesionales sino a la reciente reforma al Código Penal, donde a través de algunas excusas están tratando de organizar la represión, están tratando de aquietar todo movimiento, de toda protesta contra las injusticias que se están cometiendo día a día con la clase trabajadora, a pesar de que nos quieren engañar, quiere ponerse un velo al pueblo argentino para poder justificarse de cuando se reprime a un trabajador que reclama por sus justos derechos, decirle que lo reprimen porque es guerrillero. Y ellos son los que están incitando a que el país salga a la calle y se convierta, si ellos quieren llamarlo así, en guerrillero, porque la clase trabajadora va a pelear siempre, esté quien esté, por sus justos derechos”.

Otros trabajadores denunciaron a la burocracia, y los problemas con que se enfrentaban: falta de seguridad en las tareas, pésima atención medica, acusaciones de marxistas, trabas para las elecciones de delegados, etc. (9)

El mencionado Comité de Lucha evaluó ese encuentro y relató los pasos que se dieron: «En esa reunión se decidió también comenzar inmediatamente una campaña para conseguir las firmas necesarias para presentar la lista y, a través de ello, solicitar la normalización de la seccional. Es decir, se hicieron todos los intentos posibles, se agotaron todos los medios legales y estatutarios para lograr la elección y la recuperación del sindicato”.

«Habíamos comunicado ya en ese momento esta intención, habíamos proclamado verbalmente y por escrito que nos presentaríamos a elecciones, que venceríamos todas las maniobras que se nos opusieran, pero también habíamos advertido que «si a pesar de todo, nuestro intento de participar legalmente en las elecciones es trabado por la intervención, otro será el camino: miles de obreros metalúrgico de Villa Constitución dirán la última palabra, y no habrá entonces fraudes, maniobras o matones a sueldo que nos impidan terminar con la intervención y recuperar la UOM para los obreros». La respuesta de la burocracia fue excluir a Villa de la convocatoria a elecciones”.

«Cuando recurrimos a la seccional, el interventor Trejo había sido retirado; otras gestiones concluyeron con una explicación increíble por su desfachatez y demostrativa de la impunidad con que se mueven estos elementos: «no habría elecciones en Villa porque el gremio se encontraba dividido, no se podía sacar una lista única; por lo tanto, no había condiciones para normalizar la seccional». Lo que habría que aclarar es que ha quedado demostrado que el gremio sí está unido, pero contra quienes se quieren perpetuar en los sillones. Todos sacamos una sola conclusión ante esa respuesta: se terminaban de cerrar todos los caminos normales para recuperar el sindicato”. (10)

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4.2.-JORNADAS DE LUCHA Y COMBATIVIDAD

El jueves 7 de marzo ingresaron a la planta de Acindar, los delegados normalizadores Fernández y Oddone acompañados por Ranura (carnero de la huelga del 70) y Carrera (traidor vendido a la burocracia). Al ser reconocidos fueron abucheados por los trabajadores. Ante esa reacción, al día siguiente los interventores enviaron telegramas de expulsión a 11 obreros, aduciendo agresión verbal y física durante su visita a la planta. Los operarios, a horas de conocerse esa medida, respondieron con una asamblea general de dos turnos de fábrica, sumando 1500 obreros. Se debatió, se propusieron distintas medidas y se decidió por unanimidad, paro de apoyo a los expulsados y repudio a la intervención de la UOM. El estado de movilización continuó durante todo el día y por la noche se realizó una asamblea general de los tres turnos (2.300 obreros), donde la decisión mas importante fue organizar la defensa del paro, los piquetes, los víveres, las salidas para informar al resto de los obreros de la ciudad.

Al día siguiente, sábado 8, a primera hora los dos turnos de la fabrica Marathón organizan una masiva asamblea, pasando por encima de las maniobras de presión del 2° jefe de personal y de la interna. Se decidió un paro dentro de la planta en apoyo a los obreros de Acindar, expulsión de la comisión interna, a la que calificaron como traidora, y se eligieron nuevos representantes.

Mientras tanto en Acindar, en esa jornada se realizaron tres asambleas:

-En la primera, se discutió una propuesta tramposa llevada por el mencionado Ranura. La que fue rechazada de plano y el traidor expulsado violentamente de la asamblea.

 La segunda, por la tarde, fue para debatir una nueva proposición de la burocracia, la que fue rechazada, reafirmando la decisión de mantener las medidas adoptadas.

 La tercera se llevó a cabo por la noche, para tratar esta vez una propuesta de la patronal, las autoridades municipales y la policía de Villa. El debate fue acalorado, pero se aprobó el levantamiento del paro luego del cumplimiento de los siguientes puntos: Restitución de delegados y comisión interna expulsados, reconocimiento de la nueva interna de Marathón, pago de los jornales caídos y no aplicación de medidas de represalia, realización de una reunión para discutir con la intervención las elecciones de la seccional.

Luego de la firma del acta se organizó una marcha hacia Villa, y un acto en la plaza central con participación de 2500 obreros donde se resaltó el triunfo, la decisión y la firmeza de consolidar lo obtenido. Luego se reanudaron las tareas en Acindar y en Marathón

Pero, el lunes 11, cuando asiste la comisión designada al local gremial a entrevistarse con Fernández y Oddone, y se les reclama elecciones, reciben como respuesta «que ellos son los únicos normalizadores, que no recibirían presiones de nadie, y que tenían mandato para llamar a elecciones cuando lo consideraran conveniente».

La delegación se retiro hacia Acindar decididos a realizar una asamblea general, donde se resolvió por unanimidad un paro a partir de las 22 hs y permanencia del turno de salida de las 14 hs. Se organiza la defensa de la planta, se prohíben las bebidas alcohólicas y el juego de naipes. A las 15 hs las secciones comienzan a parar para unirse a las tareas del paro, sin esperar las 22 hs. Se pliegan inmediatamente los empleados administrativos.

Por su parte, en Marathón, una asamblea decide paro y permanencia en la planta a partir de las 14 hs. y paralelamente organizan la defensa de la planta.

La policía intenta impedir la entrada de víveres, de las compañeras que venían a traer solidaridad, y del turno de la noche. Inmediatamente se llama a asamblea para reforzar la defensa, se fortalecen los piquetes, se construyen barricadas en portones y caminos, con todos los elementos disponibles en planta, todo ello en un clima de máximo orden y organización. Se exige la permanencia del personal jerárquico para control y custodia de los bienes de la empresa y se montan piquetes encargados de controlarlos de modo que no se atente contra ellos. La presión de los trabajadores obliga a retroceder a la policía.

Porcu recordó como se fue mejorando la organización tanto interna como externa de la fábrica «Mediante la formación de una comisión instalada en el local de la Lista Marrón, formaron equipos que en autos y chatas recorrían las chacras, los comercios y carnicerías recolectando comestibles y donaciones. Tanto la fábrica como el local de La Marrón era un permanente ir y venir de gente, ya fuesen familiares de los obreros o comisiones de las distintas partes del país que llegaban para brindar su solidaridad y apoyo. En la fábrica se había instalado un control de entrada y salida, usando el sello del M7S se preparaban las tarjetas de circulación en donde constaba el nombre y hora de salida del compañero que requería permiso para atender problemas personales o familiares. Al volver a la fábrica, se le devolvía la tarjeta y se la controlaban las horas de ausencia. En la entrada de personal se construyó un palco donde, mediante megáfono, se llamaba a los compañeros para que atendieran al llegar sus familiares a traerles comida o hablar con ellos. (11)

El martes 12, desde el amanecer se toman medidas de solidaridad de otras fábricas de la zona. Paran los trabajadores de VilIber, Varassi, Lago, y el resto de los talleres metalúrgicos chicos, los textiles de Cilsa, los portuarios, J.N.G., Aceiteros, madereros, bancarios, telefónicos, correos, alimentación, etc. y absolutamente todos los trabajadores de Villa Constitución. Comienza a hacerse efectivo el paro dispuesto por el Centro de Comercio que fue cumplido en forma total y absoluta por todos los comerciantes de Villa Constitución. Asamblea de ferroviarios resuelve un paro a partir de las 22 hs. y marchar hacia el acto a realizarse en la plaza de Vill a Constitución junto a los maestros para luego marchar hacia las fábricas.

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A su vez, los obreros de Metcon que se reintegraban de vacaciones deciden, reunidos en asamblea, paro en solidaridad con los compañeros de Acindar y Marathón con la permanencia de un turno por vez en planta, haciendo huelga de brazos caídos ya que era imposible la toma por la presencia de la Gendarmería.

Mientras se iban tomando esas medidas, se reciben amenazas por medio de comunicados radiales y volantes de un «comando peronista de reconstrucción y pacificación» donde se especificaba que se iba a «asesinar a los dirigente y sus familias si en 48 hs. no se levantaba el paro”. Las medidas de autodefensa se fortalecen en las fábricas, y en las casas de los dirigentes, delegados y militantes.

En la madrugada del miércoles 13, el «comando peronista de reconstrucción y pacificación» coloca una bomba a uno de los pequeños comerciantes que adhirieron al paro.

Pero la lucha continúa y se extiende el paro a toda la zona, paran Empalme, Fighiera, Pavón y Arroyo Seco. Se comienzan a recibir las adhesiones de sindicatos y agrupaciones combativas de todo el país. Los trabajadores de empresas de colectivos del personal de fábrica se adhieren al paro y realizan viajes desde Villa y los pueblos vecinos a las fábricas gratuitamente para los familiares de los huelguistas.

La policía cerca la plaza principal e impide la realización de un acto. Los asistentes se concentran en las esquinas de la intendencia a la espera de los resultados de la reunión con la burocracia.

Los representantes de la burocracia dan su primer paso atrás y su primer maniobra: ofrecen 60 días para normalizar Cuerpos de Delegados y Comisiones Internas y 180 días en primera instancia para el llamado a elecciones de la seccional, que luego fue reducido a 120 días. A su vez el Ministerio de Trabajo, propuso que si se levantaba el paro, el comité de lucha sería recibido por el Ministro Otero para discutir sobre el conflicto. Se plantea un cuarto intermedio para que el Secretariado Nacional de la UOM ratifique la propuesta y llevarla a la asamblea de fábrica.

Las asambleas en las fábricas rechazan la oferta y ofrecen una contrapropuesta por unanimidad, de 90 días como máximo para normalizar la seccional. Se reanuda la reunión con los interventores que de entrada retiran la proposición efectuada horas antes. Los representantes obreros se retiran de la reunión. Nuevas asambleas para informar la nueva maniobra. Se resuelve con firmeza continuar la lucha hasta el cumplimiento de todos los puntos, reforzar los piquetes, estricto control de entradas y salidas no permitiendo la circulación de ninguna persona no autorizada por la comisión de lucha.

Continúan las tratativas y las maniobras, al día siguiente, jueves 14. Se realiza una asamblea que reafirma la decisión de mantener la medida; participan metalúrgicos de Rosario y miembros de la Comisión Interna de Metcon. Se discute la salida por turnos ya que al extenderse el conflicto debía garantizarse las mejores condiciones de resistencia de los obreros. Se resuelve dar salida por turnos de 8 hs., permaneciendo los 3 turnos restantes en fábricas. La medida es cumplida con total responsabilidad. Al final de las 8 hs. regresan todos los compañeros.

La novedad del día fue la organización de una comisión de las esposas, novias y madres de los trabajadores. El papel que jugaran fue fundamental en el triunfo del conflicto, aportando no solo su solidaridad, su coraje, sino que cumplieron distintas tareas.

En la jornada siguiente, se siguió extendiendo la solidaridad. Llegaron activistas de toda la zona. Se conocen nuevas tratativas de parte de autoridades municipales.

La repercusión del conflicto a nivel nacional hizo que llegaran a Acindar la señora Lily Perkins, en representación de la presidenta Isabel Martínez de Perón, legisladores nacionales, autoridades policiales y funcionarios del Ministerio de Trabajo, que participan en una asamblea y proponen «levantar el paro para luego comenzar las negociaciones prometiendo llegar a un acuerdo”. La respuesta de la asamblea fue que «quería hechos y no promesas”. Se resuelve mantener el paro hasta el logro de sus objetivos y continuar con las negociaciones.

Se llega así al sábado 16, y la novedad es que se conoce que el Ministerio de Trabajo realizó diversas gestiones y contactos y prometió la presencia de dos enviados especiales del Ministro Otero desde Buenos Aires.

Luego a primera hora se conoce la aceptación de los puntos exigidos:

*.-Normalización de Cuerpos de Delegados y Comisión Interna de Acindar y Marathón en 45 días.

*.-Entrega de la seccional a los representantes elegidos democráticamente dentro de los 120 días.

*.-Nombramiento de dos representantes por fábrica para colaborar con los delegados normalizadores.

*.-Retiro de Fernández y Oddone y nombramiento de un nuevo delegado normalizador.

*.-Compromiso de no tomar represalias contra los participantes del conflicto.

Cerca del medio día se realizó una asamblea general en Acindar de las 3 fábricas, con la asistencia de 5000 obreros, sus familiares y trabajadores solidarios de otras industrias, que aprueban los acuerdos logrados por las Comisiones internas. A las horas, se firman las actas de compromisos con el Ministerio de Trabajo y con la empresa.

El Comité de Lucha comentó lo que sucedió por la tarde «el entusiasmo por este primer triunfo conseguido gracias a la movilización y la lucha y por la solidaridad recibida, se volcó el mismo sábado a la tarde en una marcha desde las fábricas y un acto en Villa Constitución donde participan 12.000 personas representativas de todos los sectores populares de quienes habíamos recibido tantas muestras de apoyo y colaboración”. (12)

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4.3.-LOS COMPROMISOS FIRMADOS

1) Designar dos representantes obreros por cada una de las siguientes empresas: Acindar, Marathón y Metcon, para efectuar en carácter de colaboradores exclusivos de las autoridades sindicales que tienen a su cargo la conducción de la seccional Villa Constitución hasta su normalización legal estatutaria.

2) Los delegados gremiales aceptan el plazo de 120 días para la normalización de la seccional 45y 45 días para la elección del cuerpo de delegados y comisión interna de Acindar.

La designación de delegados tiene alcance de aplicación para todos los establecimientos de la zona que carecieran de dicha representación. El plazo de 120 días involucra la entrega de la seccional a las autoridades electas mediante el procedimiento estatutario.

3) La participación de los colaboradores antes mencionados en el asesoramiento y observación del proceso electoral citado, no condicionará la designación de los colaboradores que pudiera disponer el delegado normalizado a designar en la seccional sindical.

4) Se conviene que a partir de la firma de la presente acta, se procederá a la total e inmediata normalización de tareas de las plantas afectadas, con él compromiso de que no se efectivice ningún tipo de represalias contra los trabajadores que participaron del conflicto.

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5.-LO QUE VINO DESPUES

La repercusión nacional del triunfo logrado, hizo que el 20 de abril, Villa Constitución fuera escenario del «Plenario de la Democracia Sindical”, con el objetivo de debatir la situación de la clase obrera y -para algunos de los organizadores- crear una Coordinadora Nacional de Lucha Sindical, para hacer frente a la ofensiva de las patronales, de la burocracia sindical y del ejecutivo nacional.

La asamblea obrera reunió desde líderes sindicales de distintas zonas del país, como a delegados de comisiones internas y cuerpos de delegados, agrupaciones clasistas, algunas con mandatos de las bases y otras no. Además asistieron representantes de agrupaciones políticas de izquierda.

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Entre los oradores estuvieron Alberto Piccinini en nombre de los trabajadores de Acindar, Alberto Ferraresi en representación del Sindicato de Farmacia y del Peronismo de Base (PB); el Secretario General del SMATA Córdoba, René Salamanca; Armando Jaime de la CGT Clasista de Salta y Presidente del Frente Antiimperialista por el Socialismo (FAS); Agustín Tosco, Secretario General de Luz y Fuerza de Córdoba. También estuvo presente el Diputado Nacional y apoderado de la Lista Marrón Rodolfo Ortega Peña, quien meses después fuera asesinado por las Tres A.

Las adhesiones de solidaridad con el pueblo de Villa Constitución llegaban de todo el país. Desde los petroquímicos de San Lorenzo nucleados en el SOEPU, el Sindicato de Obreros del Azúcar de Ledesma (Jujuy), el Sindicato de Prensa de Pergamino, hasta cientos de comisiones internas y cuerpos de delegados, como así también agrupaciones clasistas.

El motivo inicial era rodear de solidaridad a los metalúrgicos y garantizar que los acuerdos firmados se cumplieran. Todas las corrientes de izquierda y combativas participaron del Plenario. El encuentro fue en el Club Riberas del Paraná donde estuvieron presentes más de 3.000 militantes. Había delegaciones de todo el país, de azucareros del Ingenio Ledesma de Jujuy hasta de estatales y de la construcción Río Negro y Neuquén, de los ceramistas de Villa Adelina hasta los bancarios de Capital.

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6.-LA REPRESION DEL 75: OPERATIVO SERPIENTE ROJA

Luego del 25 de mayo de 1973, tras la asunción del gobierno popular que encabezo Héctor Cámpora, toda la legislación represiva sancionada por el régimen militar fue derogada y disuelto el fuero antisubversivo.

Pero esa primavera duró poco, y dio comienzo una escalada represiva, iniciándose con el envío del Poder Ejecutivo a las Cámaras para reformar el Código Penal. La reforma fue considerada de la misma naturaleza que la legislación promulgada por el régimen militar que gobernó el país entre 1966-73.

La primera respuesta vino del Gral. Perón que advirtió que si la ley no era aprobada, se apelaría a las mismas armas que se buscaba combatir. El 23 de enero de 1974 declaró al diario La Nación «Nosotros vamos a proceder de acuerdo a la necesidad, cualquiera sean los medios. Si no hay ley, fuera de la ley, también lo vamos a hacer y lo vamos a hacer violentamente. Porque a la violencia no se le puede oponer otra cosa que la propia violencia. Eso es una cosa que la gente debe tener en claro, pero lo vamos a hacer, no tenga la menor duda”. (13)

Después se tomaron distintas medidas represivas. En septiembre de 1974 se aprobó la ley de represión del terrorismo, que penaba la difusión de información relacionadas con esos hechos y la obstrucción al trabajo cuando el conflicto era declarado ilegal. De acuerdo a esa ley, el Ministerio de Trabajo prohibió las huelgas por motivos salariales, los paros y ocupaciones de plantas y comenzó a intimar, amenazar y suspender personerías gremiales con más frecuencia que antes. En el mes de noviembre se implementó el estado de sitio en todo el país, y se encarceló a cientos de activistas gremiales y políticos, abogados laboralistas, estudiantes.

Hasta ese momento la participación de las FFAA en forma abierta era evitada y la lucha era encabezada por grupos paramilitares «ejecutores del trabajo sucio”, a través de la Triple A.

Pero al poco tiempo, el Ejecutivo Nacional sancionó el Decreto Nº 261, en el que se anunció oficialmente que se había ordenado a las FFAA tomar intervención en la «lucha antisubversiva”, firmado por la presidenta María Estela de Perón y los ministros Rocamora, Ivanissevic, Vignes, Savino, López Rega, Gómez Morales, Otero. En el Articulo Nº 1 se decía que «El comando General del Ejercito procederá a ejecutar todas las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos…”.

En octubre de ese año, se sancionó el decreto 2770 por el cual se creó el Consejo de Seguridad Interna, fijando sus atribuciones y el Consejo de Defensa. Ese decreto lleva la firma del presidente provisional Italo Luder y los ministro s Arauz Castex, Vottero, Ruckauf, Emery, Cafiero y Robledo.

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La represión a la clase obrera apareció con toda su magnitud el 20 de marzo de 1975, en Villa Constitución, cuando las fuerzas conjuntas reclutadas por la SIDE, que incluían a la Policía Federal, Provincial, Ejército y Gendarmería, grupos de choque entre los cuales iban armados los guardias blancos pagados por las acerías de Martínez de Hoz, y miembros de la Triple A. Las órdenes firmadas por Rocamora, Savino y López Rega, eran claras: ahogar en sangre a los obreros y activistas de Villa Constitución.

La ciudad se despertó invadida por miles de efectivos de las fuerzas represivas. Con una lista de los domicilios provista por la empresa Acindar, se lanzaron sobre las casas de cientos de activistas obreros. El operativo se extendió a lo largo del cordón industrial del río Paraná, pasando por el barrio de SOMISA de San Nicolás y las fábricas combativas del norte de Rosario.

Isabel de Perón desde el gobierno nacional denunció un «complot de características inusuales en la Argentina». Ese complot, según el comunicado oficial, pretendía paralizar la industria, amenazando a los obreros mediante el terrorismo para no ir a trabajar. Decía: «La gravedad de los hechos es de tal naturaleza que permiten calificarla como el comienzo de una vasta operación subversiva terrorista, puesta en marcha por una deleznable minoría nacional». Los diarios del 21 de marzo, titularon, La Opinión: «Denuncian que fue desbaratado un complot destinado a paralizar la industria pesada», y Mayoría: «Denuncian amplio plan subversivo».

El saldo de la represión fue la detención de la Comisión Directiva de la UOM-Villa, y de cientos de militantes. Cuando llegó la noticia a las fábricas, los metalúrgicos paralizaron la producción. Los obreros, en estado de asamblea permanente, ocuparon nuevamente los establecimientos.

Comenzó así una larga y dura huelga con movilización por la libertad de los presos y la devolución del sindicato. Cuando la Prefectura rodeó la fábrica, los obreros se replegaron a los barrios. Un Comité de Lucha de las fábricas y barrios encauzó la enorme participación y solidaridad de toda la zona. Se inició una resistencia de dos meses donde todos aportaron al fondo de huelga y a las masivas marchas del 16 y 22 de abril en el centro de Villa, respondidas con más represión.

Pero el gobierno de Isabel y López Rega, con el apoyo de la CGT, estaba decidido a terminar con el movimiento obrero combativo. Aceptando el costo político del operativo que dejó a los dirigentes de Villa presos y sin abrir el diálogo. Los metalúrgicos volvieron a las fábricas el 19 de mayo, sufriendo más bajas entre despidos y asesinados.

El plan represivo se denominó Operativo Serpiente Roja, y fue uno de los mayores ejemplos de complicidad del Estado, sus fuerzas de seguridad, la burocracia sindical y los empresarios para atacar a la clase obrera.

Una columna de 105 Ford Falcón cargados de policías, miembros de la Triple A y matones invadieron la ciudad. En los dormitorios de solteros de Acindar, se montó el primer campo de concentración, en un adelanto de lo que haría luego la dictadura del 76. Fueron cientos los detenidos y más de veinte los asesinados.

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Los vecinos cuentan que ese día las campanas de la parroquia San Pablo Apóstol celebraron el operativo. El cura Samuel Martino, responsable de la iglesia, aparece en las listas de represores de la CONADEP.

Carlos Sosa, miembro de la Unión Ferroviaria, comentó algunos datos de la crueldad con que actuaron los represores: «El 16 de octubre secuestraron al delegado Julio Palacio, a la doctora De Grandi y a un pastor, Carlos Ruesca. Los fusilaron, y aparecieron los cuerpos mutilados, a la doctora le cortaron los senos, a los hombres los testículos y los tiraron en Albarellos para que todo el pueblo los viera.

Un año después, Alfredo Martínez de Hoz renunció a su puesto en la dirección de Acindar, y asumió como ministro de economía de la dictadura. Lo reemplazó el General Alcides López Aufranc, quien en 1969, había encabezado la represión del Cordobazo. En esa jornada, durante un coctel en su honor, aprovechó para brindar por los 23 delegados de Villa Constitución que «ya no joderán más porque están bajo tierra”. (14)

7.-ASAMBLEAS, UNIDAD Y SOLIDARIDAD

El Villazo se caracterizó por la combatividad, la unidad, y la decisión de enfrentar a la burocracia sindical y la patronal, pero fundamentalmente por la práctica de la democracia directa, en las asambleas masivas, en las reuniones de los delegados y la solidaridad entre los propios trabajadores metalúrgicos, la recibida de otros asalariados, de sectores comerciales y de todo el pueblo de Villa Constitución.

Las asambleas en puertas de las fábricas o en su interior fueron masivas, con gran participación, muchos oradores, debates y votaciones a mano alzada.

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Documentos de la época nos pintan el clima y los discursos en esas asambleas. «Cuando se rechaza la propuesta del llamado a elecciones a 180 días y se decide continuar la lucha, habló el compañero Piccinini: «Compañeros, nadie podrá decir que cuatro comunistas locos nos llevaron de la nariz, porque las resoluciones las tomamos aquí, en asambleas de trabajadores. Las resoluciones las tomamos en conjunto. Ellos tienen miedo y están presionando a través del terror, de las mentiras, diciendo que aquí hay infiltrados. Compañeros, los infiltrados son ellos que ponen bombas a nuestros vecinos, son ellos que intentan manejar a todo el pueblo. Y el pueblo cerró sus puertas en solidaridad con nosotros. Ellos tienen miedo, pero quieren seguir dominándonos. Si nosotros estamos dispuestos a ser ovejas, aflojemos”.

En ese momento surgió un grito unánime de la asamblea: ¡¡Nunca!! ¡¡Viva la clase trabajadora!!!

Piccinini continuó su exposición «Nosotros queremos, lo quiere la mayoría de los compañeros. Y si algún día nos ocurre algo, nos matan o nos meten presos, Uds. no tienen que aflojar. Peleando se triunfa…En cuanto nosotros aflojemos ellos se olvidan de los 180 días, de los 240 días, se olvidan….Compañeros, se va a terminando el tiempo de los cómodos y finaliza el tiempo de los vacilantes. Ahora es cuando se vislumbra la victoria de la clase trabajadora”

La asamblea le respondió ¡¡No aflojaremos!!! ¡¡Viva la clase obrera!!!

En la asamblea final, una vez explicada y aprobada la propuesta que figura en las actas, habló el obrero Segovia, de la fábrica Marathon: «Este hecho sin precedentes en la historia del movimiento obrero ha demostrado que así como los obreros reventamos las urnas, hoy reventamos con todo a los traidores de la causa de la clase. Acá compañeros, hay mucha gente que se ha tomado el lujo de decir que la Argentina la van a convertir en potencia. Nosotros les decimos que sí, a la Argentina la van a convertir en potencia cuando le pongan este motor propulsor que es la clase trabajadora que lo garantice…Yo compañeros, quiero señalar la unidad de la fábrica que se logró en este bárbaro conflicto y que todos los compañeros vamos a permanecer unidos y así como a los traidores hoy los reventamos, mañana al que se desvía de esta línea lo vamos a reventar de la misma forma”. (15)

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De esa manera se practicó la democracia directa o democracia obrera, en esas jornadas, asamblea tras asamblea, que es uno de los métodos más creativos del proletariado. Los principios en que se basa ese tipo de democracia es que los trabajadores deliberan, deciden y ejecutan ellos mismos, en contraposición con la democracia representativa donde los electores no deliberan ni deciden sino a través de sus representantes. Es una concepción de democracia que no consiste sólo en la decisión cada tantos años. La esencia es que deliberación y decisión se correlacionan con la ejecución de quienes la practican. Su principio fundamental es que el poder descansa totalmente en manos de quienes la practican.

Esta forma de democracia surgió en la lucha, en el conflicto, en los lugares de trabajo, en las secciones productivas. Todo empezó con la elección de delegados para plantear sus problemas a partir de la producción, luego se fue extendiendo de una fábrica tras otra, lo que significó una reconquista del lugar de trabajo como centro de reunión, de discusión sindical y política. Las asambleas se hicieron en el interior de la fábrica, donde antes tenían prohibido el ingreso los representantes sindicales, y se conquistó el derecho a las reuniones o asambleas.

El ejercicio de esta forma de democracia es una garantía contra la burocratización de los dirigentes de las Comisiones Directivas, los cuerpos de delegados, ya que son por una parte un control de las decisiones y acciones de aquellos, y por otra parte son ellos los que deliberan, deciden y ejecutan.

Por otra parte, se vivió la solidaridad sin límite de los compañeros obreros y trabajadores de toda la zona y de otros lugares del país, así como la expresada por el pueblo de Villa Constitución, que alentó a sostener la lucha, y según los propios trabajadores tiene una explicación: no se trataba sólo de que todos comprendieran la justicia de los reclamos, se trataba además de necesidades y aspiraciones compartidas, de problemas comunes.

Fue derrotada la patronal y la burocracia de la UOM. Fue además una lucha por la recuperación del sindicato, por democratizar el gremio y el cuerpo de delegados

Los metalúrgicos de Villa subrayaron: «Los obreros hemos ido aprendiendo esto en largos años de opresión, y la soledad de estos tránsfugas que solo cuentan con sus poderosos aparatos, se ha visto ahora con toda crudeza; bastó que se los enfrentara con decisión para que estallara el odio acumulado de todo el proletariado. Pero nos hemos preguntado muchas cosas, compañeros, al recibir la solidaridad no sólo de los obreros sino de otros sectores de la población, y nos hemos ido dando cuenta, en medio de estas jornadas, que existe un descontento general por una serie de problemas no resueltos que nos afectan a nosotros, pero que también perjudican a todos los trabajadores y el pueblo. A las injusticias que siempre han dividido a los ricos y a los pobres, a los de arriba y a los abajo, se han agregado un pacto social que pretende cargar sobre las espaldas de los trabajadores la solución de los graves problemas del país. Para no aumentarnos los sueldos y mejorar nuestras condiciones de vida y de trabajo, se eliminan las paritarias para que los patrones sigan tranquilamente acumulando riquezas a costa nuestra. Para silenciarnos y evitar nuestra protesta por esta situación, se nos reprime y se forman bandas de asesinos y terroristas. Toda Villa ha visto con indignación cómo se han colocado bombas a pequeños comerciantes y a los concejales que apoyaban nuestra lucha; cómo no sólo los compañeros delegados se han visto amenazados de muerte por estos grupos de delincuentes a través de volantes y comunicados radiales, sino que incluso esas amenazas se volcaron también hacia quienes colaboraban con nuestro movimiento; cómo los obreros de Acindar y Marathón se vieron cercados por la policía que intentó impedir el envío de víveres durante la primera noche de permanencia en la planta; cómo los obreros de Metcon se encuentran vigilados desde hace meses por la Gendarmería, colocada allí para proteger a los ejecutivos yanquis; cómo la Policía Federal y la patronal impedían, una vez normalizada la situación y a pesar de los compromisos firmados, la entrada de los obreros a las fábricas y la reanudación del trabajo. (16)

LEÓNIDAS CERUTI, HISTORIADOR


CITAS

1.- López, Silvana, Martín Jorge, Regis Elida, Historia Regional Nº 11, «Asentamientos industriales en Villa Constitución”. Instituto Superior de Profesorado Nº 3 «Eduardo Laferriere». Departamento de Historia. Villa constitución, 1992.

2.-Gabriel Zuzek, La Capital,10 de abril 2011, Suplemento Señales, «Una ciudad, una fábrica y un conflicto”.

3.- Rodríguez Ernesto, «El Villazo”, publicación Instituto Superior del Profesorado Nº 3, «Eduardo Lafferriere”.

4.-Porcu, Ángel, «Como influyó en mi conciencia el Villazo, octubre 2005.

5.-Porcu, Ángel, op. cit.

6.- Rodríguez, Ernesto Jorge, op. cit.

7.-Informe del Comité Lucha de Villa Constitución, «Hacia el triunfo de la clase obrera”, revista «El Compañero”, Nº 4, abril 1974”.

8.-Informe del Comité Lucha de Villa Constitución, op. cit.

9.- Revista Militancia, Año 2, Nº 35, 21 de febrero de 1974, Suplemento Nº 12.

10.-Informe del Comité Lucha de Villa Constitución, op. cit.

11.-Porcu, Ángel, op. cit.

12.-Informe del comité de lucha, marzo 1974.

13.-La Nación, 23 de enero de 1973.

14.-Saglul, Carlos, «Operativo Serpiente Roja”, periódico CTA, Año VII, Nº 74,

Marzo 2011.

15.- Revista Militancia, op. cit.

16.-Informe del comité de lucha, marzo 1974.

BIBLIOGRAFIA UTILIZADA Y PARA SABER MÁS

López, Silvana, Martín Jorge, Regis Elida, Historia Regional Nº 11, «Asentamientos industriales en Villa Constitución”. Instituto Superior de Profesorado Nº 3 «Eduardo Laferriere». Departamento de Historia. Villa constitución, 1992.

Gabriel Zuzek, La Capital, 10 de abril 2011, Suplemento Señales, «Una ciudad, una fábrica y un conflicto”.

Rodríguez Ernesto, «El Villazo”, publicación Instituto Superior del Profesorado Nº 3, «Eduardo Lafferriere”.

Porcu, Ángel, «Como influyó en mi conciencia el Villazo, octubre 2005.

Informe del Comité Lucha de Villa Constitución, «Hacia el triunfo de la clase obrera”, revista «El Compañero”, Nº 4, abril 1974”.

Revista Militancia, Año 2, Nº 35, 21 de febrero de 1974, Suplemento Nº 12.

La Nación, 23 de enero de 1973.

Saglul, Carlos, «Operativo Serpiente Roja”, periódico CTA, Año VII, Nº 74, Marzo 2011.

Adujar, Adrea, «El Villazo: la huelga metalúrgica de Villa Constitución de 1975”, en P: Berrotaran-P. Pozzi, «Estudios inconformistas de la Clase Obrera Argentina”, Letra Buena, Buenos Aires, 1994.

Schulman, José, Tito Martín y la verdadera historia del Villazo, Buenos Aires, Manuel Suárez editor, 2004.

Rodríguez, Ernesto Jorge y Videla Oscar (comps.) (1999): El Villazo. La experiencia de una ciudad y su movimiento obrero, Revista Historia Regional Libros, Villa Constitución, 1999.

Basualdo, Victoria, «Complicidad patronal-militar en la última dictadura argentina. Los casos de Acindar, Astarsa, Dálmine Siderca, Ford, Ledesma y Mercedes Benz”, en Suplemento especial de Engranajes a 30 años del golpe militar, FETIA-CTA, marzo de 2006.

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